SEGUNDA PARTE
(Comprende las opiniones, en mayoria, contrarias a la intervenci de la mujer en los asuntos politicos.;
Señor Miguel J. Font. Presente. Muy señor mío:
Remítole en las breves líneas que siguen la opinión que mo solicita sobre el programa de la Revista que se propone Vd. fundar, y quiera excusarme si por razón de mis ocupaciones no me es posible tratar, como lo deseara, más extensamente el importante asunto motivo de su pedido.
Desde luego, ninguna novedad ofrecen los conceptos, tan pre- gonados hoy, de la necesidad de proporcionar a la mujer la educación que mejor responda a las peculiares exigencias de su función individual y sccial, pues que son tan antiguos eomo la naturaleza misma. Y que la educación debe scr arreglada a la función, es principio de biología sobre el que no cshe controversia .
La cuestión actual es otra y parece que consistiese en saber cuál es la función que en la vida corresponde a la mujer, y es allí donde surgen las diferencias de opinión, considerándo- se por muchos conveniente equipararla al hombre en cuanto al ejercicio de todas las actividades y derechos y, por consiguien- te, sujeto de todos los deberes y responsabilidades. Los que así opinan fundan su creencia en la identidad de capacidad material e intelectual dae los sexos, en el sentido de que todo cuanto puede hacer un hombre lo puede hacer una mujer, des- de el pensar más alto, hasta el más rudo trabajar. ¿Sobre qué fundamento de naturaleza—dicen ellos mismos—descansan las desigualdades existentes a tal respecto en la organización so- cial y política?...
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