Página:Eneida - Tomo II (1905).pdf/95

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
503]
37
ENEIDA.


CII.

Con las palmas los brazos se golpea,
Y alza Silvia tristísimos clamores;
Fué el primer llamamiento que á pelea
Convocó los fornidos labradores.
Ellos (pues ya invisible la ímpia Dea
Sembrara en la ágria selva sus ardores)
Al punto comparecen: éste saca
Tizon agudo; aquél ñudosa estaca.

CIII.

Cuanto ha tomado, en armas lo convierte
La rabia, y toma cuanto á mano mira.
Con recias cuñas, con empuje fuerte,
Tirreo á la sazon á hender aspira
Un roble colosal. Y como advierte
Amenazas venir, fuego respira
Del hacha asiendo arrebatado, y llama
Los suyos á su lado y los inflama»

CIV.

Volando en esto la terrible Diosa,
Que alta cl momento de dañar espía,
Precipítase audaz, y el ala posa
En la cumbre mayor de la alquería;
Y desde allí la seña sonorosa
Que á pastores reune, al aire fia,
Y por el campo, con el corvo cuerno,
Hace sonar los ecos del Averno.