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Página:Estudios literarios por Lord Macaulay - Biblioteca Clásica XI (1879).pdf/102

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Estudios literarios.

les seguia numeroso séquito de servidores lujosamente ataviados de magnifica librea, los servian legiones enteras de ángeles y seraines. Sus palacios eran moradas construidas sin la intervencion de la mano del hombre, y sus coronas de gloria eterna.

Despreciaban á los ricos, á los oradores, á los nobles y á los sacerdotes, porque se reputaban ricos de más finos y abundantes tesoros, elocuentes en más sublime lenguaje, ilustres de más antiguo abolengo, y sacrificadores por la imposicion de mano más eficaz y poderosa. El último de los puritanos era un sér á cuyo destino se unia importancia misteriosa y terrible, como que los espíritus de luz y de tinieblas contemplaban con inquieto afan y solicitud extrema sus menores acciones, y que antes de que cielo y tierra fuesen hechos, habia sido designado para entrar en posesion de una felicidad in comparable que duraria más aún que tierra y cielo. Los acontecimientos que los políticos de corto alcance atribuian á causas puramente mundanas, habian sido dispuestos para él; los imperios se habian levantado, prosperado y caido para él, y para él habia proclamado su voluntad el Altísimo, valiéndose de la pluma del Evangelista y del arpa del Profeta. No habia escapado á las garras de un enemigo vulgar, merced á un libertador vulgar; no habia sido rescatado por las ánsias de una agonía humana, ni merced á la sangre de un sacrificio terrestre, sino que por él se habia velado el sol, y rasgádose el velo del templo, y desgajádose las rocas, y resucitado los muertos y estremecidose toda la naturaleza al dolor y los sufrimientos de su Dios espirante.

Constaba, pues, el puritano de dos individualidades diferentes: una toda humildad, arrepentimiento, gratitud y amor; otra, toda altivez, energia, calma