cansa tocando el suelo con la cabeza. Las llamas (nnchenia lama)^ puede fácilmente notarse, no han exigido mucho arte para su representación. Sobre la mayor ha sido tra- zado un círculo bastante regular y junto á él un punto. El segundo petroglifo (710) representa una llama tam- bién, mirando hacia la derecha (fig. 27); los rasgos son más firmes cpie los del anterior auncpie no guardan sus partes proporción con la realidad. El cuerpo es demasiado alargado, lo mismo que las patas y el pezcuezo. El tercero, por fin (71 1), ha sido trazado en ambas caras
Fig. 28 — Petroglifo de Kipón hallado en las mismas circunstancias que los anteriores 1/4 tamaño natural
de un rodado laminar durísimo (fig. 28). Aquí las llamas
no han sido terminadas por el rudimentario artista, pues
carecen de cabezas, aunque en uno de los animales se al-
canza á ver, por una línea punteada, cual hubiera sido la
forma si las circunstancias hubieran permitido terminar la
obra. Se nota que la parte inferior de la llama mayor fué
rayada con un instrumento de filo, pues las líneas son fir-
mes y ejecutadas de un solo rasgo.
En la cara opuesta (fig. 29) del rodado aparece otra re-
presentación, sumamente tosca, de algo que pudo haber sido