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Facundo

romana; otro, la Edad Media; el frac no principia en Europa sino después del renacimiento de las ciencias; la moda no la impone al mundo sino la nación más civilizada; de frac visten todos los pueblos cristianos, y cuando el sultán de Turquía Abdul Medjil quiere introducir la civilización europea en sus estados, depone el turbante, el caftán y las bombachas, para vestir frac, pantalón y corbata.

FACUNDO Los argentinos saben la guerra obstinada que Facundo y Rosas han hecho al frac y á la moda. El año de 1840 un grupo de mazorqueros rodea en la obscuridad de la noche á un individuo que iba con levita por las calles de Buenos Aires. Los cuchillos están á dos dedos de su garganta. Soy Simón Pereira, exclama. Señor, el que anda vestido así, se expone. Por lo mismo me visto; ¿quién sino yo anda con levita? Lo hago para que me conozcan desde lejos». Este señor es primo y compañero de negocios de don Juan Manuel Rosas. Pero, para terminar las explicaciones que me propongo dar sobre el color "colorado» iniciado por Facundo, é ilustrar por sus símbolos el carácter de la guerra civil, debo referir aquí la historia de la «cinta colorada» que hoy sale ya & ostentarse afuera. En 1820 aparecieron en Buenos Aires con Rosas los «Colorados de las Conchas»; la campaña mandaba ese contigente. Rosas á los veinte años reviste al fin la ciudad de colorado; casas, puertas, empapelados, vajillas, tapices, colgaduras, etc., etc. Ultimamente, consagra este color oficialmente, y lo impone como una me dida de Estado.

La historia de la cinta colorada es muy curiosa. Al principio fué una divisa que adoptaron los entusiastas; mandose después llevarla á todos, para que probase la uniformidad» de la opinión. Se deseaba obedecer; pero, al mudar de vestido, se olvidaba. La policía vino en auxilio de la memoria, se distribuían mazorqueros por las calles, y sobre todo en las puertas de los templos, y á la salida de las señoras se distribuían sin misericordia zurriagazos con vergas de toro. Pero aún quedaba mucho que arreglar. ¿Llevaba uno la cinta negligentemente anudada? ¡Vergazos! era unitario. — ¿Llevábala chica?

¡Vergazos! era unitario. — No la llevaba? ¡Degollirlo por contumaz! No paró ahí ni la solicitud del gobierno, ni la educación pública. No bastaba ser federal, ni le var -