Página:Facundo - Domingo Faustino Sarmiento.pdf/172

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
172
Domingo F. Sarmiento

vacías todas las bolsas. En la puerta de calle de la casa del general están secándose al sol hileras de zurrones de plata forrados de cuero. Ahí permanecen la noche sin custodia, y sin que los transeuntes se atrevan siquiera á mirar.

DOMINGO F. SARMIENTO ¡Y no se crea que la ciudad ha sido abandonada al pillaje, ó que el soldado haya participado de aquel botín inmenso! No; Quiroga repetía después en Buenos Aires, en los círculos de sus compañeros»: «Yo jamás he consentido que el soldado robe, porque me ha parecido inmoral".

Un chacarero se queja á Facundo, en los primeros días, de que sus soldados le han tomado algunas frutas. Hácelos formar, y los culpables son reconocidos. Seiscientos azotes es la pena que cada uno sufre. El vecino, espantado, pide por las víctimas y le amenaza con llevar la misma porción.

Porque así es el gaucho argentino: mata porque le mandan sus caudillos matar, y no roba porque no se lo mandan.

Si quereis averiguar cómo no se sublevan estos hombres y no se desencadenan contra el que no les da nada en cambio de su sangre y de su valor, preguntadle á don Juan Manuel Rosas todos los prodigios que se pueden hacer con el terror. ¡El sabe mucho de eso! ¡No sólo al miserable gaucho, sino al inclito general, al ciudadano fastuoso y envanecido se le hacen obrar milagros! ¿No os decía que el terror produce resultados mayores que el patriotismo?

El coronel del ejército de Chile, don Manuel Gregorio Quiroga, ex gobernador federal de San Juan y jefe de estado mayor del ejército de Quiroga, convencido de que aquel botín de medio millón es sólo para el general, que acaba de dar de bofetadas á un comandante que ha guardado para sí algunos reales de la venta de un pañuelo, concibe el proyecto de sustraer algunas alhajas de valor de las que están amontonadas en el depósito y resarcirse con ellas de sus sueldos.

Descúbresele el robo, y el general lo manda amarrar contra un poste y exponerlo á la vergüenza ública, y cuando el ejército regresa á San Juan, el coronel del ejército de Chile, ex gobernador de San Juan, el jefe de estado mayor, marcha á pie por caminos apenas practicables, acollarado con un novillo; ¡el compañero del novillo sucumbió en Catamarca, sin que se sepa si el novillo llegó & San Juan! En fin, sabe Facundo que un joven Rodríguez, de lo