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nas con el estudio, distinguiéndose por su aplicación y por su afán de saber. Sus cualidades llamaron la atención, y sus parientes le llevaron á un colegio de Nueva York cuando tenía quince años.

Antes de su salida del colegio empezó á mezclarse, como toda la juventud de entonces, en la agitación precursora de la independencia americana.

El primer Congreso de la revolución, celebrado en 1771, dió ocasión á multitud de hojas, folletos y otros escritos anónimos, entre todos los cuales llamó la atención pública uno que las gentes atribuyeron á Jay, que era un jefe de partido. Su autor, sin embargo, no era otro que Hámilton, joven desconocido, político ignorado, pero pensador discreto aunque sólo tenía dieciséis años. De gallarda manera hacía sus primeras armas como escritor público nuestro joven revolucionario el colegial isleño.

En 1775 recibía la causa de la Independencia su bautismo de sangre, y entonces fué cuando nuestro hombre, por no decir nuestro niño, organizó una compañía de colegiales con el nombre de Corazones de roble. « Libertad ó muerte », fué el lema que los Corazones de roble tomaron por divisa.

De improvisado jefe de escolares ascendió á capitán efectivo en 1776. Mandando una compañía provincial llamó la atención de generales como Wáshington y Lafayette.

Traduzcamos aquí lo que ha dicho uno de sus biógrafos:

« Habiéndose distinguido en la retirada de Long-Island, en Trennot y en Princenton, Wáshinton le tomó como ayudante de campo con el grado de coronel, no tardando en ser el confidente del gran nombre de los Estados Unidos, de quien recibió siempre las más afectuosas muestras de aprecio.

» Sirvió, pues, brillantemente en la guerra de la Independencia, siendo el lazo de unión entre el improvisado ejército del país y el ejército francés, gracias á que poseía los idiomas de ambos y la confianza de Lafayette y Wáshington.

» Cuatro años después de proclamada la Independencia de los Estados Unidos, habiendo tenido un pequeño disgusto Wáshington y Hámilton, este último abandonó las armas para abrazar la carrera de abogado en Nueva- York, pues aunque