La finalidad perseguida consistía en reintegrar a las descaminadas a la honorabilidad de la vida civil; el procedimiento era la estricta clausura, una vida no muy ruda de trabajo moderado y la oración. Algunas, totalmente enmendadas por la penitencia y por severas mortificaciones, fue- ron acogidas en la Orden e hicieron votos solem- nes. Recibieron su nombre de la Magdalena bíbli- ca, gran pecadora y arrepentida. En Colmar, con medios privados, se fundaron casas particulares, dentro de la vida civil, con finalidad semejante. De todos modos, en la legislación medieval se observa en este punto un espíritu que no es fre- cuente en otros casos: unas veces se practica una singular benignidad y aun se acogen con cierto halago las casas de mujeres públicas; otras se pro- cede con una severidad draconiana azotando a las infelices en plena calle, y hasta se llegó a de- jarlas morir enfermas, abandonando sus cadáve- res como carroñas en un muladar.
El trabajo de la mujer en las ciudades. — En las ciudades alemanas no se contó, en un principio, con las mujeres independientes. La in- dustria estaba originariamente practicada por los padres de familia. Los gremios se fundaban, sobre todo, en la comunidad familiar. Tenían, además, intervención en la vida pública, en las circunscripciones de concejo, con atributos po- líticos y militares, de los que estaban excluídas
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