no, o la conocida frase de Fenelón: «que nada es- tuvo tan abandonado como la educación de las jóvenes», aplicándola también a la Edad Media. Pero quien observe más atentamente, puede re- componer, con innumerables piezas dispersas, el cuadro de la cultura femenina, cuadro que, desde luego, no será nítido sino para determinadas épo- cas y grupos. El bosquejo general seguirá siendo mucho más borroso.
Fundamentos del saber medieval. — Para po- der formarse idea de la naturaleza y de la exten- sión de la cultura de las mujeres en la Edad Me- dia, hay que conocer primero los principios gene- rales del saber medieval, radicalmente diferentes de los nuestros. Sin este conocimiento se juzgará con frecuencia equivocadamente la educación fe- menina de entonces.
Las invasiones germánicas, de las que surgie- ron los Estados de la Edad Media, pusieron en peligro de total ruina la brillante cultura de la antigitedad, sobre todo la artística, literaria y cien- tífica. Los germanos tuvieron poca o ninguna comprensión para las figuras del arte griego, para las bellezas de la tragedia griega, para el fino en- caje del pensamiento filosófico y para tantas otras flores espirituales de la vida romana. Al princi- pio imperó la barbarie desnuda. Pero la Iglesia cristiana, ante la catástrofe del mundo antiguo, se afirma como nuevo poder espiritual, que con
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