antiguos apenas se conoció hasta el siglo x11 más que una pequeña parte; principalmente, fragmen- tos de autores clásicos latinos y muy poco de la enorme cultura griega. Se desconocía en absoluto su literatura épica y dramática. Se ignoraba a Ho- mero, al que repetidas veces se creyó latino, y a Sófocles y Eurípides; casi nada tampoco se sabía de los grandes pensadores, como Aristóteles y Platón. Verdaderos mundos del saber hubo que desenterrar poco a poco con indecible esfuerzo cuando expiró la Edad Media y se iniciaron el Renacimiento y la Era Moderna. ¿Coeducación? — Era preciso anteponer esta caracterización general, porque también la educa- ción de la mujer se realizaba sobre esta base y conforme al esquema de las siete artes liberales; la cultura y educación de ambos sexos era igual en los puntos esenciales. Desde este punto de vis- ta pudo intentarse con éxito el interesante expe- rimento de la coeducación. Cierto es que ya San Jerónimo establece el precepto: sexus femineus suo iungatur sexui (la mujer debe reunirse con la mujer). No existe camaradería con los varones en los juegos.Con todo, la Edad Media nos ha trans- mitido repetidos ejemplos de educación mixta. Sabemos de un educador irlandés que en su es- cuela enseñaba juntos a los muchachos y a las muchachas y hasta tonsuraba a unos y otras sin atender al sexo. Si un cronista nos habla de él,
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