Página:Finke Mujer Edad Media.djvu/48

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religiosa y moral. En la imagen ideal que San Ambrosio bosqueja de Judith, la heroína israeli- ta y libertadora, y del gobierno de la profetisa y juzgadora Deborah, insistiendo en que las muje- res no deben ampararse en la debilidad de su sexo para rehuir el cumplimiento de los más es- forzados deberes — «una viuda gobierna pueblos, manda ejércitos, nombra caudillos, forma planes de campaña y celebra fiestas de victoria» —, se destaca, sin embargo, expresamente la posición excepcional de estas mujeres.

Pero lo que por cultura entendemos nosotros: el despertar de la finura en el gusto y de las ale- grías artísticas en la vida, el cultivo de una socia- bilidad más elevada, queda en absoluto fuera de la órbita del pensamiento de los primeros siglos de la Edad Media.

El programa de San Jerónimo. — El progra- ma de la educación para la mujer medieval fué dado por San Jerónimo en los comienzos del siglo v. Habíanle precedido las obras de los tres capadocios, que contenían mucho saber educa- dor, pero no tuvieron influencia en Occidente.

Las dos epístolas en que San Jerónimo des- arrolla su concepción son ya un lugar común en la historia de la Pedagogía. Cuando se leen las primeras frases teológicas, llenas de rigidez, en que San Jerónimo dice que el alma debe ser for- mada como templo de Dios, nadie sospechará

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