los VI funda la court amoureuse; en la corte de Orleans nació la orden de la rosa. Con resolu- ción participó en este movimiento Cristina, com- batiendo el mal fundamental. En Francia era el libro más leído la ya citada Novela de la rosa, original del siglo xi11; este libro, cuyas opiniones se imponían en amplios círculos, sustentaba el más grosero desprecio de la mujer. Cristina de- claró que ponía en duda que el autor de esta obra hubiera conocido mujeres nobles, como las nu- merosas que aparecen en la Biblia, en la histo- ria, en la literatura y en la leyenda; aludió a los motivos malos que originan los malos juicios de los hombres sobre las mujeres. Buscó armas para su tesis en el Apóstol San Pablo, en San Agus- tín, Séneca, Aristóteles. De este modo nació la primera contienda literaria emprendida en torno a la cuestión femenina; y la mujer venció, a pe- sar de tener enemigos tan encarnizados como el panfletista y chauvinista francés, preboste Juan de Montreuil, y el humanista Gontier Col; cierto es que al lado de Cristina combatió el teólogo más celebrado de aquel tiempo, Juan Gerson. Y así, poco a poco, fueron enmudeciendo los con- trarios. Cristina avanzó en su camino. En su Cité des dames fué despertando y cultivando con la historia y la filosofía el sentimiento de la pro- pía dignidad de sus compañeras de sexo. Ilustró a las mujeres sobre su función y sus deberes y
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