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El canto de las sombras

Olvida y ven a mí, ¡cuanto has sufrido! Y así diciendo con tu mismo lloro me perfumas los rizos y me enjugas los ojos.

Ha brotado una flor en las cenizas... ¡Dios vive todavía!

Todo fué una ilusión. Destino, boga. Adiós, pobre ventura. Me parece que nazco en esta hora, que voy hacia mi cuna...

Siento humedad de lágrima en el seno; ¡lloran por fin las nubes de otros cielos!

¡Cómo os percibo ya, tules beatos, pupilas tristes y cabellos largos del materno perfil, en esa catacumba del Pasado, cual la viviente pa del santuario donde vuelvo a morir!.


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