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XXVII

 Las prensas protestantes de Alemania multiplicaron á porfia esta grosera usurpacion.[1] Florencia se dió prisa á recojer una palabra que la enorgullecia: toda Italia siguió su ejemplo, y el milanes Francisco Basso la grabó en 1570 en un globo de metal, con relieves y ricos adornos de oro y plata.

La posteridad de Colon, que hubiera podido reclamar contra este hurto, estaba estinguida por línea masculina, cuando todos conocian ya por América al nuevo mundo. Al formar su coleccion de viajes en 1507, Fracanzo de Montalbodo, no tan solo no averiguó si Cristóbal Colon vivia, sino que ignoraba hasta su último viaje. En el prefacio de la traduccion latina, que parece estar firmado por Madrignano el 1 de Junio de 1508, se lee: "que Cristóbal Colon y su hermano, libres ya de sus cadenas, vivian á la sazón honrosamente en la corte de España." El continuador de la célebre Crónica de los reyes católicos por Hernando del Pulgar[2] atribuye el descubrimiento nó á un hombre, sino á una carabela, y alude á la fábula del piloto muerto en casa de Colon. Esta indiferencia, consecuencia lójica de tantos errores, provenia del profundo descrédito en que terminó la carrera del grande almirante.

lo de: Orbis typus universalis juxta hydrographorum traditionem exactissime depicta, y tambien la que publicó en 1541 el editor Hugues de Portes.
  1. El fraile apóstata Sebastian Munster, autor de la Introduccion á la tabla de cosmografía, estendió el nombre de América por medio de la imprenta de Bále, mientras por otro lado Joaquin Vadianus hizo lo mismo en su Cosmografía universal impresa en Zurich en 1548.
  2. ”El primero que las descubrió, fué aquella caravella llevado por viento contrario en levante; y tan contrario que vino á en tierras no conocidas, etc.” Valles. Breve y compendiosa adicion á la crónica de los católicos y esclarecidos reyes, etc., cap. 1. fól. CCIIII.