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Aunque las numerosas y prolijas citas que de mis autoridades hago en el lugar correspondiente, podrían excusarme de insistir sobre la documentación, daré una idea general de los materiales de que me he valido para la confección de esta obra.

Creo haber consultado todos los libros, folletos, periódicos y papeles sueltos impresos que á San Martín se refieren, y como prueba puedo presentar centenares de ellos reunidos en el espacio de treinta años, que forman parte de mi Biblioteca Americana, limitándome á citarlos en su oportunidad, aun cuando su mención especial podría tener algún interés bibliográfico.

En cuanto á manuscritos, puedo asegurar que he compulsado por lo menos diez mil documentos, lo que es fácil verificar por las citas y apéndices, y especialmente por el catálogo de ellos que se insertará á continuación, todos los cuales forman parte de mis colecciones, que reunidos metódicamente en setenta y tres gruesos volúmenes serán oportunamente depositados en la Biblioteca Nacional para servir de comprobación subsidiaria.

Por vía de ilustración de este punto y de mi método de comprobación, daré en general una idea de los materiales de que me he servido y de las fuentes en que los he recojido.


Una de las más ricas fuentes de información auténtica, por la abundancia y novedad de sus noticias, aunque desgraciadamente no la más completa en sus series, ha sido el archivo del mismo General San Martín, que merece una mención especial como punto que interesa á la historia y que se liga con el asunto de este libro.

Creyóse por mucho tiempo, que el General San Martín, al condenarse deliberadamente al ostracismo e imponerse un estoico silencio, había renunciado, no sólo á hablar á sus contemporáneos, sino también á su posteridad, destruyendo los documentos que debían constituir su archivo político y militar, y con él los principales elementos de su memorable historia. Pero si bien no nos ha legado Memorias, y apenas si dejado breves apuntes sobre algunos de sus contemporáneos y apreciaciones ligeras sobre uno que otro hecho aislado, felizmente sus