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Historia

Providencia divina permitir, unas veces para castigo y pena de los infieles que entre ellos hubiese, y otras veces para utilidad y conveniencia y gobernacion de los reinos, y ansí del mundo, permitiendo que los teólogos, hechiceros y adivinos, y los mismos demonios, respondieran en sus oráculos á los idólatras, desde las cosas por venir adversas ó prósperas, ciertos responsos. Desto tracta largamente Sant Augustin en los libros De civitati Dei, é Eusebio en los libros De evangelica preparatione. Ansí por esta manera parece haber querido nuestro Señor, que como el descubrimiento deste nuevo indiano mundo fuese una de las grandes y misericordiosas y no ménos justas obras que, para bien de sus predestinados, aunque tambien para juicio y ofendículo de los precitos, y que habian de ser condenados, determinara hacer, Séneca, hombre gentil é infiel (puesto que hay buenos indicios de su conversion, por hallar cartas escriptas dél á Sant Pablo y de Sant Pablo á él, y haber habido entre sí secreta conversacion) profetizase y dijese harto claramente, cuasi mil cuatrocientos veinte años ántes, haber de descubrirse aqueste orbe. El cual en la tragedia 7.ª, que se dice Medea, coro 2.º, cerca del fin, (si él las hizo porque algunos quieren decir que las compuso cierto sobrino suyo, del mismo nombre) dice ansí:

Venient annis sæcula seris,
quibus Oceanus vincula rerum
laxet, et ingens pateat tellus,
Tiphisque novos detegat orbes,
nec sit terrarum ultima Thile.

Para que entiendan estos versos los que no han leido mucho de historias, dos cosas deben presuponer: la primera que antiguamente la isla de Thile, que está en el Océano desa parte de la Noruega, entre el Setentrion y el Poniente, como arriba en el capítulo 3.º algo apuntamos, fué tenida por la última de todas las tierras que en aquellos tiempos se sabian,