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Historia

que dellas sacaban, pudo ser que el viaje que hizo Himilcon, Capitan de Cartago, del Setemptrion hácia el Mediodia, de que arriba en el cap. 15 hicimos mencion, fuese habiendo partido de las dichas islas de los Azores, pues las tenian por suyas, y hasta llegar á las Gorgonas gastase en navegar cuarenta dias, y de allí quedase la fama y comun opinion que las Hespérides distaban de las Gorgonas navegacion de cuarenta dias; pero esta vuelta al Austro no se escribió, sino que se volvió de Inglaterra y de aquellas islas de por allí por la costa á Cáliz y á Cartago, y por eso no se debe creer esto. Y si esto fué verdad, convernian bien con esto las palabras de Solino, que estaban las Hespérides ad intimos maris sinus, porque las tales islas están como en los rincones de la mar, segun entónces lo estimaban los que no tenian tanta experiencia de la mar ni de las navegaciones por ella, y por consiguiente, dado este caso, hemos tambien de decir necesariamente que si aquellas eran las Hespérides, que no fueron así nombradas por la estrella Vénus, sino por Hespero, Rey de Etiopía. Y parece que como fuesen siete nimphas hijas de Hespero, aunque otros dicen tres y otros dos, cada una debia ó podia tener y señorear la suya; pero porque en la verdad todo esto es atinar y querer por conjeturas sacar en limpio y dar ser á lo que quizá nunca lo tuvo in rerum natura, baste mostrar poder ser el contrario de lo que Oviedo tan sin fundamento ni apariencia dél ni color de verdad afirmó, y por consiguiente, supuestos los fundamentos y autoridades y razones traidas ser imposible todo lo que dijo en este caso, conviene á saber, que España hubiese tenido en los tiempos antiguos, que él asigna, el señorío destas océanas Indias, porque aún allende de ser todo fábulas de poetas, como está dicho, lo que destas Hespérides (sobre que él principalmente se funda), por muchos y con mucha variedad se recita, Plinio las pone todas por tan inciertas, que de ninguna cosa dellas se debe hacer caso para probar lo que fuere cosa de veras, y en las historias se ha de referir en toda verdad. Plinio, que tan diligente y curioso fué en escudriñar lo que habia de escribir, por no