Página:Historia de las Indias (Tomo I).djvu/211

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
193
de las Indias.

aquestos por el presente fuese muy grande, en especial despues que la partija fué acabada, que llevaba cada uno su parte, y algunos de aquellos vendian los suyos, los cuales eran llevados para otras tierras, y acontecia que el padre quedaba en Lagos y la madre traian á Lisboa y los hijos para otras partes, en el cual apartamiento su dolor acrecentaban en el primer daño, con todo esto, por la fe de Cristo que recibian, y porque enjendraban hijos cristianos, todo se volvia en alegría, y que muchos dellos alcanzaron despues libertad. Todo esto pone á la letra y en forma el susodicho Gomez Canes, portogués historiador, el cual parece tener poca ménos insensibilidad que el Infante, no advirtiendo que la buena intincion del Infante, ni los bienes que despues sucedian, no excusaban los pecados de violencia, las muertes y damnacion de los que muertos sin fé y sin sacramentos perecieron, y el captiverio de aquellos presentes, ni justificaban tan grande injusticia. ¿Qué amor y aficion, estima y reverencia tenian ó podian tener á la fe y cristiana religion, para convertirse á ella, los que ansí lloraban y se dolian, y alzaban las manos y ojos al cielo, viéndose ansí, contra ley natural y toda razon de hombres, privados de su libertad y mujeres y hijos, patria y reposo? y de su dolor y calamidad, el mismo historiador y la gente circunstante lloraban de compasion, mayormente viendo el apartamiento de hijos á padres, y de mujeres y padres á hijos. Manifiesto es el error y engaño que aquellos en aquel tiempo tenian, y plega á Dios que no haya durado y dure hasta nuestros dias; y segun ha parecido, el mismo historiador en su exclamacion muestra serle aquella obra horrible, sino que despues parece que la enjabona ó alcohola con la misericordia y bondad de Dios; la cual, si algun bien despues sucedió, lo producia y este todo era de Dios, y del Infante y de los salteadores, que enviaba, todos los insultos, latrocinios, y tiranías. Cuenta este mismo coronista, que hicieron los portogueses otros muchos viajes á aquella costa, y que desde el dicho cabo Blanco hasta el cabo de Santa Ana, que serán obra de treinta leguas, y despues hasta cerca de ochenta, los confines