Página:Historia de las Indias (Tomo I).djvu/23

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Prólogo.

acérrimo defensor y ocular testigo: Græci vero, lucri gratia, novis semper opinionibus incumbentes, etc.; los griegos, por la cudicia de lo que ganar ó de hacienda ó de fama pretendian, siempre en inventar nuevas opiniones entendian, etc. Por la segunda causa de contentar ó adular los Príncipes, tambien son notados haber escrito los mismos griegos, los cuales, tanto en adulacion con sus fictas y compuestas fábulas excedieron, que causaron que los facinorosos hombres fuesen habidos y servidos por dioses de las gentes plebeyas, y aún despues por los que por más sabios y prudentes se tenian. Esto certifica muy bien Lactancio Firmiano en el lib. I, cap. 15 de Las Divinas Instituciones: Accesserunt, inquit, poetæ et, compositis ad voluptatem carminibus in cœlum eos sustulerunt, sicut faciunt, qui apud Reges etiam malos panegiricis, id est, laudibus mendacibus adulantur; quod malum á Græcis ortum est, quorum levitas instructa dicendi facultate et copia, incredibile est quantas mendatiorum nebulas excitaverunt, etc. Y ansí las historias griegas, por las mismas razones dichas, tienen poca ó ninguna auctoridad entre los graves autores antiguos. Ninguna pestilencia más perniciosa puede ofrecerse á los Príncipes, segun sentencia de Isócrates, que los aduladores ó lisonjeros; porque quien al Rey engaña con palabras blandas y suaves, y á la sensualidad sabrosas, loándole lo que no debe, ó induciéndolo por ellas á lo que desviarlo debría, todo el estado del Rey lo destruye y, en cuanto en sí es, lo aniquila; y esto con más eficacia lo hace aquel que escribe cosas fingidas, porque, tanto más los que fingen historias no verdaderas y que lisonjas contienen de los Príncipes, son perniciosas y nocivas, que las que en presencia y de palabra con sus adulaciones inficionan á los Reyes, cuanto no sólo á uno, pero á muchos presentes