de haber cerca tierra, porque ya no bastaban blandas palabras, ni ruegos, ni prudentes razones de Cristóbal Colon para los asosegar y persuadir á perseverancia. Y ansí, jueves 4 de Octubre, vinieron al navío más de cuarenta pardelas juntas y dos alcatraces, á uno de los cuales, un grumete del navío hirio con una piedra; vinieron más, un rabo de junco y una ave blanca como gaviota; navegó este dia con su noche 63 leguas, contó en la cuenta pública 46. El viernes siguiente parecieron muchas pardelas y peces que llaman golondrinos, que vuelan un gran tiro de piedra encima del agua, y suelen caer muchas veces en las naos, y ansí hoy cayeron en el navío muchas; anduvieron 57 leguas, contó 45 á la gente; la mar bonanza: muchas gracias sean dadas á Dios, dice aquí Cristóbal Colon. Sábado, 6 de Octubre, anduvieron 40 leguas, entre dia y noche, puso en la cuenta pública 33. Esta noche dijo Martin Alonso, que sería bien navegar á la cuarta del gueste, á la parte del sudueste, por la isla de Cipango, que llevaba la carta que le mostró Cristóbal Colon; al cual no pareció que debian de mudar la derrota, porque, si la erraban, no pudieran tan presto tomar tierra, y que por esto era más seguro descubrir la tierra firme, y despues ir á buscar las islas: lo cual todo les era desabrido, y, en no hacer Cristóbal Colon lo que ellos decian, luego murmuraban. Vino á la nao un rabo de junco y un alcatraz de hácia el Poniente, y poco se alegraban con esto, como iban tan contra su voluntad.