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de las Indias.

ciertas y averiguadas señales con que todos respiraron; navegaron al guessudueste, llevando mas alta y brava mar de la que habian traido todo el viaje; vieron pardelas, y, lo que más que todo fué, junto á la nao un junco verde, como si entónces de sus raíces lo hobieran cortado; los de la carabela Pinta vieron un palo y una caña, tomaron otro palillo, á lo que parecia, con hierro labrado, y un pedazo de caña, y una tablilla, y otra hierba que en tierra nace; los de la carabela Niña tambien vieron otras señales, y un palillo cargado de escaramojos con que todas las carabelas en gran manera se regucijaron; anduvieron en este dia, hasta que el sol se puso, 27 leguas. Cognosciéndose Cristóbal Colon estar ya muy cerca de tierra, lo uno, por tan manifiestas señales, lo otro, por lo que sabia haber andado de las Canarias hácia estas partes, por que siempre tuvo en su corazon por cualquiera ocasion ó conjetura que le hobiese á su opinion venido, que, habiendo navegado de la isla del Hierro por este mar Océano 750 leguas, pocas más ó ménos, habia de hallar tierra; despues de anochecido, al tiempo que dijeron la Salve, como es la costumbre de marineros, hizo una habla muy alegre y graciosa á toda la gente y marineros, reduciéndoles á la consideracion las mercedes que á él y á todos, Dios, en aquel viaje habia hecho, dándoles tan llana mar, tan suaves y buenos vientos, tanta tranquilidad de tiempos sin tormentas y zozobras, como comunmente á los que navegan por la mar suelen acaecer; y porque él esperaba en la misericordia de Dios, que ántes de muchas horas les habia de dar tierra, que les rogaba encarecidamente que aquella noche hiciesen muy buena guardia en el castillo de proa, velando y estando muy sobre aviso, para mirar por tierra mejor que hasta entónces habian hecho (pues habiendo puesto en el primer capítulo la instruccion que dió á cada Capitan de cada navío, partiendo de las Canarias, conviene á saber, que habiendo navegado 700 leguas hácia el Poniente, sin haber descubierto tierra, no navegasen más de hasta media noche, lo cual no habian hasta entónces guardado, y él lo habia disimulado por no darles más pena, por el ánsia que llevaban de ver tierra),