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de las Indias.

no quiso tomar tierra, diz que, porque era tanta la deletacion que de ver aquellas tan frescas y hermosas tierras rescibia, que lo hacia retardar en el camino y estorbábase de lo que pretendia. Mártes, vido una grande bahía y al pié del cabo de Campana halló un admirable puerto y un gran rio, y de allí á un cuarto de legua otro rio, y de allí á otra media legua otro rio, y dende á otra media legua otro rio, y dende á otra legua otro rio, y desde á otro cuarto, otro rio, y desde á otra legua otro rio grande, desde el cual hasta el cabo de Campana, habria 20 millas, que son 5 leguas, y quedábanle al Sueste; los más de todos estos rios tenian grandes entradas, y anchas y limpias, con sus puertos maravillosos para naos grandísimas, sin bancos de arena, ni de piedra, ni restringas. Viniendo así por la costa, á la parte del Sueste del postrero rio, halló una grande poblacion, la mayor que hasta entónces habia hallado, y vido venir á la ribera de la mar infinita gente, dando grandes voces, todos desnudos, con sus azagayas en las manos. Con propósito de hablar con ellos, mandó amainar las velas y surgir; envió las barcas á tierra, ordenados de manera que ni hiciesen mal á los indios ni lo rescibiesen dellos, mandándoles que les diesen de los rescates; los indios hicieron ademanes de no los dejar saltar en tierra, pero, viendo que las barcas se allegaban y que no les habian miedo, se apartaron de la playa. Creyendo que saliendo dos ó tres cristianos no temieran, fueron tres diciéndoles en su lengua, que no hobiesen miedo (porque, diz que, ya sabian algunos vocablos della, por la conversacion de los que consigo de las otras islas traian), pero no aprovechó nada, porque todos dieron á huir. Fueron los tres cristianos á las casas, y no hallaron persona ni cosa suya en ellas, volviéronse á los navíos y alzaron luego velas, y era medio dia, martes, 27 de Noviembre. Guiaron hácia un Cabo hermoso que les quedaba al leste, que distaria 8 leguas, y, habiendo andado media legua de donde salieron, vido el Almirante, á la parte del Sur, un puerto singularísimo, y de la parte del Sueste unas tierras hermosas á maravilla, así como una vega montuosa dentro de aquellas montañas. Parecian