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Historia

venian los cristianos del cielo, y que andaban en busca de oro (harto improporcionable cosa es venir del cielo y andar en busca de oro), y que querian ir á la isla de Babeque; y el Rey respondió que bien era, y que en la dicha isla lo habia mucho. Mostró al alguacil del Almirante el camino que habian de llevar, y que en dos dias llegaria de allí á ella, y que si de su tierra habian menester algo lo daria de muy buena voluntad. Este Rey é todos los otros andaban desnudos como su madre los parió, y así las mujeres, sin algun empacho, y eran, diz que, los más hermosos hombres y mujeres que hasta allí habian hallado, harto blancos, que si vestidos anduviesen (dice el Almirante), y se guardasen del sol y del aire, cuasi serian tan blancos como en España, porque esta tierra, dice él, es harto fria, y la mejor que lengua pueda decir; de ser felicísima, dice bien, pero la frialdad no la tiene, sino frescor muy sin pena, puesto que porque le llovia por allí, y con el viento, y en la mar, parecíale algo fria. Dice más, que la tierra es muy alta, y que sobre el mayor monte podrian arar bueyes, y hecha toda á campiñas y valles, y que en toda Castilla no hay tierra que se pueda comparar á ella, en hermosura y bondad. Toda esta isla y la de la Tortuga, son todas labradas como la campiña de Córdoba. Dice tambien de las raíces de los ajes, que eran gordas como la pierna; de la gente dice que eran gordos y valientes, y de muy dulce conversacion, sin secta alguna. Dice que era cosa de maravilla ver aquellos valles, y los rios y buenas aguas, y las tierras para pan, para ganados de toda suerte (de que ellos no tienen alguno) para huertas, y para todas las cosas del mundo que el hombre sepa pedir; todas estas son sus palabras, y en todo dice gran verdad. Y puesto que por todas partes esta isla es un Paraíso terrenal, pero, por esta de la Tortuga, es cosa no creible la hermosura suya, junto á la cual yo viví algunos años. A la tarde acordó el Rey venir á la nao, al cual recibió el Almirante con mucha alegría, y le hizo toda la honra que pudo; hízole decir como era de los reyes de Castilla, los cuales eran de los mayores Príncipes del mundo,