Página:Historia de las Indias (Tomo I).djvu/404

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
386
Historia

tan buenos corazones y francos para dar, y tan temerosos, porque ellos se deshacian todos por dar á los cristianos cuanto tenian, y llegando los cristianos, luego corrian á traerles todo lo que en su poder habia. Despues envió él Almirante seis cristianos á la poblacion para que viesen qué era, á los cuales hicieron cuanta honra podian y sabian, dándoles cuanto tenian, porque ninguna duda les quedaba sino que el Almirante y toda su gente habian venido del cielo. Lo mismo creian los indios que traia consigo de las otras islas, puesto que ya se les habia dicho, diz que, lo que habian de tener, conviene á saber, que no eran sino como los otros hombres y que vivian en otros reinos que se llamaban Castilla. Idos los seis cristianos que envió al pueblo, vinieron ciertas canoas con gente á rogar al Almirante, de partes de un señor, que fuere á su pueblo cuando de allí partiese, y, porque era en el camino, determinó de ir allá en las barcas, porque le estaba esperando con mucha gente sobre una punta de tierra. Ántes que se partiese, vino á la playa tanta gente, hombres y mujeres y niños, que dice el Almirante que era espanto; daban voces todos, rogándoles que no se fuesen sino que se quedasen con ellos. Los mensajeros de aquel señor, que le habia enviado á convidar, esperaban con cuidado, porque no se fuese sin ir á verlo. Llegado el Almirante donde le esperaba el señor, junto á la orilla de la mar, con sus barcas, mandó el señor que llevasen á las barcas muchas cosas de comer que le tenian aparejadas, y como vido que habia rescibido el Almirante lo que le habia enviado, todos, ó los más de los indios, dieron á correr al pueblo, que debia estar cerca, para traerles más comida, y papagayos y otras cosas de lo que tenian, con tan franco corazon, que era maravilla. Dióles el Almirante cuentas de vidro, sortijas de laton y cascabeles, no porque ellos pidiesen algo, sino porque, diz que, le parecia que era razon; y sobre todo, dice el Almirante, porque los tiene ya por cristianos y por de los reyes de Castilla, más que las mismas gentes de Castilla. Dice más, que otra cosa no falta, salvo saber la lengua y mandarles, porque todo lo que les mandare