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de las Indias.

hacen, tenian unos cascabeles muy sotiles, hechos de madera, muy artificiosamente, con unas pedrecitas dentro, los cuales sonaban, pero poco y roncamente. Viendo cascabeles tan grandes y relucientes, y tan bien sonantes, más que á otra cosa se aficionaban, y, cuanto quisiesen por ellos ó cuanto tenian, curaban, por haberlos, de dar; llegando cerca de la carabela, levantaban los pedazos de oro diciendo: «Chuque, chuque cascabeles,» que quiere decir: «Toma, y daca cascabeles.» Y aunque aquí ni en este tiempo acaeció lo que contaré, porque fué despues, cuando el Almirante vino el siguiente viaje á esta isla poblar, pero, pues viene á propósito, quiérolo decir. Vino un indio á rescatar con los cristianos un cascabel, y trabajó de sacar de las minas, ó buscar entre sus amigos hasta medio marco de oro, que contiene 25 castellanos ó pesos de oro, que traia envueltos en unas hojas ó en un trapo de algodon, y, llegado á los cristianos, dijo que le diesen un cascabel, y que daria aquel oro, que traia allí, por él; ofrecido por uno de los cristianos un cascabel, teniendo en la mano izquierda su oro, no queriéndolo primero dar, dice: «daca el cascabel,» extendiendo la derecha; dánselo, y, cogido, suelta su medio marco de oro, y vuelve las espaldas y dá á huir como un caballo, volviendo muchas veces la cabeza atras; temiendo si iban tras él, por haber engañado al que le dió el cascabel por medio marco de oro. Destos engaños quisieran muchos cada dia los españoles de aquel tiempo, y aún creo que los de este no los rehusarian Tornando al propósito, al tiempo que se querian volver las canoas de los otros pueblos, rogaron al Almirante que les mandase guardar un cascabel hasta otro dia (parece que temiendo que se acabarian con la priesa), porque traerian cuatro pedazos de oro tan grandes como la mano; holgó el Almirante de los oir, é mezcló la pena que de su adversidad tenia, con la esperanza que de las nuevas de haber tanto oro se le recrecia. Despues vino un marinero, de los que habian llevado la ropa de la mar á tierra, el cual dijo al Almirante, que era cosa de maravilla ver las piezas de oro que los cristianos que estaban en tierra con la