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Historia

riesgo se pudiesen traer bestias y ganados; pero no lo osó acometer por parecerle, que no teniendo más de una carabela, segun los peligros le podian suceder, navegar más por mar y tierra no conocida, no era cosa razonable. Quejábase mucho de Martin Alonso en haberle dejado, porque destos inconvenientes habia sido causa. Eligió para quedar en aquesta tierra y en aquella fortaleza é villa de la Navidad, 39 hombres, los más voluntarios y alegres, y de mejor disposicion y fuerzas para sufrir los trabajos, que entre los que allí consigo tenia, hallar pudo. Dejóles por capitan á Diego de Arana, natural de Córdoba, y escribano y alguacil con todo su poder cumplido, como él lo tenia de los católicos Reyes. Y, porque si acaeciese aquel morir, nombró para que en el cargo le sucediese, á un Pero Gutierrez, repostero de estrados del Rey, criado del despensero mayor, y si aquel tambien acaeciese morir, tomase y ejercitase su oficio Rodrigo de Escobedo, natural de Segovia, sobrino de fray Rodrigo Perez: debia ser fray Juan Perez, del que arriba, en el cap. 20, digimos que habia sido ó era confesor de la Reina, que fué mucha parte que este negocio aceptasen los Reyes, sino que debe estar la letra mentirosa, que por decir fray Juan, dice fray Rodrigo, ó donde dice fray Rodrigo, dice fray Juan. Dejó, entre aquella gente, un çurujano que se llamaba Maestre Juan, para curarles las llagas y otras necesidades á que su arte se extendiese. Dejó, asimismo, un carpintero de ribera que es de los que saben hacer naos, y un calafate, y un tonelero, un artillero ó lombardero bueno y que sabia hacer en aquel oficio buenos ingenios; tambien les quedó un sastre, todos los demas eran buenos marineros. Proveyólos de bizcocho y vino, y de los bastimentos que tenia, para se sustentar un año. Dejóles semillas para sembrar, y todas las mercaderías y rescates, que eran muchos, que los Reyes mandaron comprar, para que los trocasen y rescatasen por oro, y mucha artillería y armas con todo lo que traia la nao. Dejóles tambien la barca de la nao para con que pescasen y para lo que más les conviniese. Todo puesto á punto, que ya no restaba sino partirse, juntó á todos, y