Página:Historia de las Indias (Tomo I).djvu/89

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
71
de las Indias.

más ó ménos pobladas, porque segun Aristóteles, en el libro De causis proprietatum elementorum: Radix habitationis est æqualitas et temperamentum. Pues como el mar Océano, hácia el Poniente, á la parte del Mediodia, no estuviese descubierto, y por razon infalible natural se conociese que cuanto más se allegase á la línea equinoccial tanto mayor templanza é igualdad se habia de hallar, pues siendo iguales los dias con las noches, lo que calienta el calor del sol del dia templa y refresca la humidad y frescura de la noche, y ansí respectivamente las regiones que comunican algo de las cualidades de las que están debajo de la línea equinoccial, como son las del primer clima todo, hasta su fin, que se extiende más de 115 leguas, viniendo del polo austral hácia el Setentrion ó Norte, con parte del clima segundo, síguese que pudo muy bien Cristóbal Colon persuadirse haber tierras y poblaciones de gentes en el mar Océano, hácia el Poniente, acostándose á la parte del Mediodia. Esta segunda razon, que es bien razonable y natural, pone Avicena, lib. I, sent. 1.ª De complexionibus, cap. 1.º; y si añidiéremos lo que Aristóteles dice en el libro De mundo, hablando del mar Océano, ser cosa verisímil y creedera en él haber muchas islas grandes y chicas, y algunas mayores que la misma que llamamos tierra firme, en que allá comunmente se vive: Verisimile quoque est multas quoque alias sedere insulas quæ longe contrariis obversæ fretis sitæ sint. Aliæ quidem illa ipsa scilicet Continente majores, sed aliæ minores, quæ certe omnes ea una excepta nobis minime visæ sunt, quod nam nostri maris insulis, si cum is maribus amparetur, evenit; idem quoque orbi terræ quem colimus si ad mare Atlanticum respicias evenire affirmamus. Multæ nam aliæ præ universo mari enumerantur insulæ quædam nam magnæ sunt, quæ vastis circunfundantur maribus, etc. Item, si añidiéremos tambien lo que San Anselmo trae en el lib. I, cap. 20, De Imagine mundi, que en el mar Océano habia una isla de frescura, fertilidad y suavidad, mucho más que otras excelentísima, que se llamaba la Perdida, que algunas veces acaso la hallaron y hallaban, y otras, cuando de propósito la iban á buscar y á