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Historia

Alexandre, cap. 1.º, donde dice que la frecuente plática de los hombres es haber muchas islas mayores que la tierra firme en que moramos: Frequens tamen, inquit, hominum sermo est, multas insulas, esse majores continente in quo habitamus. Deste frecuente hablar y opinion de todos debian de moverse algunos Príncipes ó Reyes en los siglos pasados á enviar naos y gentes á descubrir á diversas partes, mayormente al Océano. Necos, Rey de Egipto, envió ciertos marineros de Fenicia, region de Asia, en navíos para que penetrasen el mar Océano, los cuales, salidos por el mar Bermejo, que por otro nombre llamaban Pérsico, otros lo llaman Arábico, otros Eritreo (por una isla que tiene donde está el sepulcro del Rey Eritreo), fueron hácia el Austro y Mediodia, y acostados á la Etiopía saltaron en tierra y sembraron trigo, y despues de cogido tornaron á navegar hasta las columnas de Hércules ó estrecho de Gibraltar, y de aquel camino descubrieron á África, la que nunca hasta entónces de las gentes orientales habia sido conocida; los cuales tardaron tres años en aquella navegacion hasta que tornaron á Egipto. Lo mismo hicieron los Cartaginenses, mandando Xerges, Rey dellos, que fuese á descubrir uno que se llamaba Sathaspes; ansí tambien lo hizo el Rey Darío, deseoso de saber donde salia el rio Indo á la mar y qué tierras y gentes habia en Asia y en la India, en el cual viaje gastaron treinta meses; todo esto cuenta Herodoto en su lib. IV. Refiere tambien Solino en su Polistor, cap. 56, que Alexandre Magno envió un Capitan que se llamó Onesicritus con una flota para descubrir la isla de la Taprobana, adonde navegando perdieron el norte y nunca vieron las Cabrillas, por manera que muchos de aquellos tiempos sospecha tenian que hubiese tierras y poblaciones de hombres en el mar Océano, ó á la parte del Oriente, ó del Occidente ó Austral; y la misma razon que se creyese no solo Asia y África y Europa ántes que África fuese sabida, pero tambien otras nuestras tierras y naciones el Océano, en su capacidad y grande amplitud, contuviese. Tornando al propósito cómo el Cristóbal Colon pudiese haber leido por el Platon