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Historia

ó 70, apeado de su caballo, y espantados todos los indios de lo ver, porque al principio pensaban que era hombre y caballo todo un animal, dijeron á Caonabo que eran venidos allí cristianos que enviaba el Almirante, Guamiquina de los cristianos, que queria decir, el señor ó el que era sobre los cristianos, y que le traian un presente de su parte, que llamaban turey de Vizcaya. Oido que le traian turey alegróse mucho, mayormente que como tenia nueva de una campana que estaba en la iglesia de la Isabela, y le decian los indios que la habian visto, que un turey que tenian los cristianos hablaba, estimando que, cuando tañían á misa y se allegaban todos los cristianos á la iglesia por el sonido della, que, porque la entendian, hablaba, y por eso deseábala mucho ver y porque se la trajesen á su casa la habia algunas veces, segun se dijo, enviado al Almirante á pedir; así que, holgó que Hojeda entrase donde él estaba, y dícese que Hojeda se hincó de rodillas y le besó las manos, y dijo á los compañeros: «hacé todos como yo.» Hízole entender que le traia turey de Vizcaya, y mostróle los grillos y esposas muy lucías y como plateadas, y, por señas y algunas palabras que ya el Hojeda entendia, hízole entender que aquel turey habia venido del cielo y tenia gran virtud secreta, y que los Guamiquinas ó reyes de Castilla se ponian aquello por gran joya cuando hacian areytes, que eran bailes, y festejaban, y suplicóle que fuese al rio á holgares y á lavarse, que era cosa que mucho usaban (y estaria del pueblo media legua y más por ventura, y era muy grande y gracioso, llamado Yaquí, porque nace de una sierra con el otro que digimos arriba, que sale á Monte-Christi, y el Almirante le puso el Rio del Oro), y que allí se los pondria donde los habia de traer, y que despues vernia caballero en el caballo, y pareceria ante sus vasallos como los Reyes ó Guamiquinas de Castilla. Determinó de lo hacer un dia, y fuese, con algunos criados de su casa y poca gente, al rio, harto descuidado y sin temor que nueve cristianos ó diez le podian hacer mal, estando en su tierra, donde tenia tanto poder y vasallos. Despues de se haber lavado y refrescado, quiso, de muy cudicioso, ver su