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Historia

olus vulgo est, unde gentilium error et secularium carmina poetarum, propter soli fecunditatem, easdem esse Paradissum putaverunt, etc. Estas son sus palabras. Hesiodus, poeta que segun Plinio, en principio del libro XIV de la «Natural Historia,» fué el primero que dió preceptos ó reglas de agricultura, hace mencion que en las islas Canarias estaba el Paraíso, que llamaban los gentiles los Campos Elíseos, como arriba en el capítulo 20 largamente dijimos. Strabo, en el principio de su «Geografía,» hace la misma mencion destas islas Canarias, y tambien que en España, por su fertilidad, ponia Homero y tambien Platon los dichos Campos Elíseos, que llamamos el Paraíso. Pero podrá preguntar alguno, ¿como adivinaban los gentiles nuestro Paraíso por la suavidad y amenidad ó templanza y aspecto favorable de los cielos, que trataban de los Campos Elíseos, donde creian ir las ánimas de los que en esta vida justamente vivian? Responde Gregorio Nacianceno, en la oracion octava sobre la muerte de Sant Basilio y Eusebio, en el libro XII De Evangelica preparatione, que los griegos, y señaladamente Platon, aquello y otras muchas cosas tomaron de los libros de Moisén y de nuestra antigua Sagrada Escritura. Sapientes (inquit Gregorius), qui fuissent in Eliseos Campos receptos aserebant terram sicilicet inmortalem, quo nomine appellabant nostrum Paradisum ex Mosaicis libris edocti: licet in apellando eo discreparent, Campum Elisium vel pratum herbosum illum vocantes, etc. Pero dejado el lugar ó el sitio del Paraíso que aquestos decian, gran diferencia es la que hay entre la felicidad del Paraíso á las islas de Canaria, que llamaban Fortunadas, porque aunque muchas cualidades se cuentan por los antiguos dellas, fué por la gran licencia que los poetas se tomaron de fingir muchas más de las que en la verdad eran; lo cual se averigua, lo uno, por lo poco que las alaba de bienaventuradas Solino en el capítulo último de su Polistor, donde dice, que mucho más dice la fama que por sus nombres en la verdad tienen: De harum nominibus expectari magnum mirum iror, sed infra famam vocabuli res est, y referidas algunas buenas calidades suyas, dice al cabo: Ideoque non penitus ad