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Historia

porque el aire de aquel lugar dice aura, que es blandísimo, suavísimo, y delectabilísimo aire, y de temperatísima luz y deleitable. Dícese tambien estar despues del Mediodia, por razon del lugar, porque aquella region está situada de esa parte de ambos á dos trópicos, que decian los astrólogos Mesa del sol, como fué arriba dicho, la cual se dice meridies ó Mediodia al ménos, segun imaginaban los antiguos que hacian la línea equinoccial tórrida zona, y calurosa demasiadamente. Esta es la diferencia por aquel respecto entre el Mediodia y la region que allí parece la Escriptura llamar aura, que el Mediodia es lo mismo que lumbre intensísima, con calor excesivo, lo cual imaginaban ser entre los trópicos, pero el aura es lo mesmo que aire suavísimo y vital, y templadamente lucido y cálido, como es el de aquel hemisferio, por el favor é favorables influencias de las estrellas y cuerpos celestiales, y así parece que por el aura, despues del Mediodia, donde aquestos afirmaban estar el Paraíso terrenal, se entiende la parte austral que es situada desa parte del Mediodia, que está pasado el trópico de Capricornio, en el cual se engendra fuego, mayormente cuando el sol está en los signos australes y se apropincua al opósito de auge. Y aquel trópico piensan algunos que es el gladio y cuchillo ígneo versátil que puso Dios entre nosotros y el Paraíso, para que Adan ni Eva, ni alguno de sus hijos pueda entrar allá. Pero el contrario es la verdad, que vemos por experiencia, que debajo del mismo trópico hay tierra excelentísima y muy poblada, en las provincias del Perú. Por todo lo que dicho es, parece quedar harto probable la opinion que tienen los que ponen el Paraíso de los deleites, de donde fueron echados nuestros primeros padres en este valle de lágrimas y amarguras, en la parte y hemisferio austral. Y pues hobo varones doctos que con tan probables razones quisiesen persuadirnos estar el Paraíso en aquella parte del mundo austral, y el Almirante viese que la tierra firme, ó, segun estimaba entónces, isla de Gracia, parecia en la parte austral, y la tierra tan felice y aires tan suaves y aguas tan dulces, y juntas tantas, no absurda ni no razonablemente, pudo pensar y