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de las Indias.

y van á los indios; de los indios salen á ellos treinta y tantos con sus arcos y flechas, con grande denuedo, para pelear, y tras estos otros muchos. Los cristianos comenzaron á halagarlos, por señas, y mostrándoles cascabeles, espejos y cuentas, y otras cosas de rescates, pero ellos no curaban dello, ántes se mostraban muy feroces y á cada momento se denodaban para pelear; eran, segun dijeron, muy altos de cuerpo, más que ninguno de los que allí iban de los cristianos. Finalmente, sin reñir, se apartaron los unos y los otros, los indios se volvieron la tierra dentro, y los cristianos á sus navíos; venida la noche, los indios huyeron, que por todo aquel pedazo de tierra, no pareció persona alguna; afirmaba Vicente Yañez, que la pisada de los piés de aquellos era tan grande como dos piés medianos de los de nosotros. Alzaron las velas y fueron más adelante, y hallaron un rio bajo, donde no pudieron entrar los navíos; surgieron en la boca ó cerca della, salieron en las barcas, con que entraron en el rio, la gente que pudo caber, bien á recaudo, para tomar lengua y saber los secretos de la tierra; vieron luego en una cuesta mucha gente desnuda, como es por allí toda ella, hácia la cual enviaron un hombre bien aderezado de las armas que pudo llevar, para que, con los meneos y señas de amistad que pudiese, los halagase y persuadiese á que se llegasen á conversacion. El que enviaron, llegóse algo á ellos, y echóles un cascabel para que con él se cebasen y se allegasen; ellos echáronle una vara de dos palmos dorada, y, como él se abajase á tomarla, arremeten todos ellos á lo prender, cercándolo todos al derredor, pero, con su espada y rodela, de tal manera se dió priesa á se defender, que no les dejó llegar, hasta que los de las barcas, que estaban á vista y cerca, vinieron á le socorrer; pero los indios vuelven sobre los cristianos con tanta priesa, y disparan sus flechas tan espesas, que, ántes que se pudiesen unos á otros guarecer, mataron dellos 8 ó 10, y algunos dijeron que 11, y otros muchos hirieron. Van luego á las barcas, y, dentro en el agua, las cercan; llegan con gran esfuerzo hasta tomar los remos