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de las Indias.

á la costa de la mar, y habiendo andado más de 100 leguas, hallaron junto á la mar una ciénaga que les llegaba á la rodilla y poco más, y pensando que presto se acababa, proseguian su camino adelante; andados dos ó tres dias, íbase ahondando la ciénaga, y, esperando que no podria durar mucho más y por no tornar á andar lo que quedaba atras, como habia sido muy trabajoso, todavía andaban más, la ciénaga crescia más, así en la hondura como en alejarse. Desta manera anduvieron ocho y diez dias por ella, con esperanza de que se acabaria, y con temor de andar lo que dejaban atras andado, habiendo padecido incomparable trabajo de sed y hambre, siempre á la cinta el lodo y el agua, noches y dias, y para dormir subíanse sobre las raíces de los árboles mangles y allí dormian algun sueño, harto inquieto, triste y amargo. La comida era el caçabí y algun bocado de queso, si alguno lo alcanzó, y axí, que es la pimienta de los indios, y algunas raíces de ajes ó batatas, como zanahorias ó turmas de tierra, crudas, que era lo que cada uno llevaba sobre sus cuestas en su mochila ó talega, y bebian del agua salobre ó salada. Anduvieron más adelante, con la dicha esperanza de que se acabaria camino tan mortal, y tanto más la ciénaga se les ahondaba cuanto se dilataba más. Llegaban muchas veces á lugares, por ella, en los cuales les llegaba el cieno y agua hedionda á los sobacos, y otras que les subia sobre las cabezas, y otras más alto, donde se ahogaban los que no sabian nadar. Mojábaseles la comida como las talegas andaban nadando, y el caçabí, mojado, es luégo perdido, que de ningun provecho puede ayudar, como lo podian ser obleas en un charco echadas. Traia Hojeda en su talega, con la comidilla, una imágen de Nuestra Señora, muy devota, y maravillosamente pintada, de Flandes, que el obispo D. Juan de Fonseca, como lo queria mucho, le habia donado, con la cual Hojeda tenia gran devocion, porque siempre fué devoto servidor de la Madre de Dios; en hallando que hallaba algunas raíces de los dichos árboles mangles, que suelen estar sobre el agua levantadas, parábanse sobre ellas un rato á descansar, los que por allí se hallaban,