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de las Indias.

en el puerto de Cartagena, y él que entraba vido venir un navío y un bergantin; esperóle, y era el bachiller Anciso, el cual lo traia cargado de bastimentos, y 150 hombres y doce yeguas, y algunos caballos, y puercas con sus berracos para criar. Traia tambien muchos tiros de pólvora, y lanzas, y espadas y otras armas, y trujera más de la gente que habia en esta isla, muy adebdada, porque concertó con muchos que se saliesen á la costa de la mar del Sur, en los puertos que habia hasta el cabo de la isla, y que él iria con su navío y bergantin por ellos, y los iria tomando cuantos hallase; pero, sabido por el Almirante, mandó que fuese una nao armada con él, hasta dejallo pasado desta isla, porque los acreedores se lo requirieron. Con toda la diligencia que se puso, no dejó Vasco Nuñez de Balboa de ir en el navío, metido en una pipa vacía; díjose que contra voluntad y sin saberlo Anciso. Este Vasco Nuñez era uno de los que muchas deudas debia, vecino del postrero pueblo desta isla, al Occidente, llamado Salvatierra de la Çabana, donde tenia indios de repartimiento, natural de Badajoz. Era mancebo de hasta treinta y cinco ó pocos más años, bien alto y dispuesto de cuerpo, y buenos miembros y fuerzas, y gentil gesto de hombre muy entendido, y para sufrir mucho trabajo; éste habia venido á la tierra firme, cuando vino á descubrir é rescatar Bastidas, de quien arriba hicimos mencion. Salidos á la mar, salió él de su pipa, y dijeron que desque lo vido Anciso se movió á mucha ira contra él, certificándole que lo habia de hacer echar en una isla despoblada, pues merecia muerte por las leyes; pero, dello por se humillar, y dello porque otros á Anciso rogaron, se aplacó Anciso, y así Vasco Nuñez se quedó porque tenia Dios determinado de hacer otra cosa dél, por su mal. Así que, llegado Anciso al bergantin, y cognoscido que era de la gente de Hojeda, creyó que se venian sin licencia y huyendo se absentaban; y como era Alcalde mayor por el Hojeda, como se dijo atras, quiso luégo prendellos y castigallos, no curando ni creyendo que Hojeda fuese salido de allí, ni de lo que más de sus infortunios alegaban. Pero referidos en