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de las Indias.

multitud de gentes y señores grandes, y aquella señora, sobre todos, que era tan nombrada; y aquella provincia estaba desta ciudad 70 leguas, y así, más que otras de las desta isla, tras mano, acordó el Comendador Mayor de ir allá. Llevó consigo 300 hombres de pié y 70 de caballo, porque entónces habia en esta isla pocas yeguas, y ménos caballos, y muy rico habia de ser el que alcanzase una yegua en que andar, y en estas andaban los que las tenian, y en ellas jugaban cañas, y en ellas peleaban, porque para todo esto las enseñaban; y áun hombre hobo, de los que vinieron en el viaje del Comendador Mayor, que, al son de una vihuela, hacian su yegua bailar ó hacer corvetas ó saltar. Sabido por la reina Anacaona que el Comendador Mayor la iba á visitar, como mujer muy prudente y comedida, mandó convocar todos los señores de aquel reino, y gentes de los pueblos, que viniesen á su ciudad de Xaraguá á rescebir y hacer reverencia y festejar al Guamiquína de los cristianos, que habia venido entónces de Castilla. Guamiquína, la penúltima luenga, quiere decir en su lenguaje, el señor grande de los cristianos. Allegóse una corte maravillosa, de gentes tan bien dispuestas, hombres y mujeres, que era cosa de considerar. Ya se ha dicho que las gentes de aquel reino, en hermosura de gestos, eran en gran manera, sobre todas las otras desta isla, señaladas. Llegado el Comendador Mayor y su compañía de pié y de caballo, sale Anacaona é innumerables señores (porque se dijo venir 300 señores), y gentes infinitas, á lo recibir, con gran fiesta y alegría, cantando y bailándole delante, porque así era su costumbre, como se vido en el libro I, cap. 114, en el rescibimiento que hicieron cuando fué á aquella provincia y entró en aquel pueblo y ciudad, viviendo Behechío, el Adelantado, hermano del Almirante. Aposentado el Comendador Mayor en un caney ó casa grande y principal, y muy labrada, de las que allí solian hacer muy hermosas, puesto que de madera y cubiertas de paja (como notificamos en la otra nuestra Historia apológica ó apologética), y la otra gente que traia, por las otras casas cerca dél, con los españoles que allá estaban,