Página:Historia de las Indias (Tomo III).djvu/73

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
55
de las Indias.

acuerdo, aquí en esta ciudad y en la villa de Santiago, y en otras partes desta isla, y los testigos fueron los mismos verdugos españoles, capitales enemigos de los indios, que habian hecho aquel y otros estragos, porque se vea cuán bien y jurídicamente iria el proceso sustanciado. Díjose en esta isla, que la reina Doña Isabel, ántes que muriese, habia sabido desto hecho tan notable, y que lo habia sentido mucho y abominádolo. Tambien se dijo, que D. Álvaro de Portugal, que á la sazon era Presidente del Consejo real, habia amenazado al dicho Comendador Mayor, diciendo: «yo vos le faré tomar una residencia, cual nunca fué tomada», y parece que no lo pudo decir sino por estos daños tan grandes hechos á estas gentes, porque, en la verdad, en muchos años que yo estuve aquí, él gobernando, nunca cognoscí ni oí decir que á españoles hiciese notables agravios, y que con razon dél se quejasen. Por lo mostrado, tambien podrá parecer la verdad que contiene la historia de Oviedo, cuando y doquiera que habla de los indios, condenándolos siempre y excusando los españoles en las perdiciones y despoblaciones que por todas estas tierras han hecho, como en la verdad haya sido en ellas uno dellos. Porque, en este caso hablando, dice que se supo la verdad de la traicion que tenian ordenada, y como estaban alzados de secreto, por lo cual fueron sentenciados á muerte. Yo ruego á Dios, que nunca yo tenga parte en semejante justicia ni sentencia, ántes todas mis obras sean contrarias della. Dice más Oviedo, loando al Comendador Mayor, entre otras sus bondades, que favoreció mucho á los indios; habia como hombre ciego, y que hinche todo su escribir de ripio, sea cualquiera: el amor que este caballero tuvo á los indios, parece ha parecido y parecerá mucho más, por lo que con verdad se dirá, bien manifiesto.