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Historia

para sí, é la gente de guerra que tiene, aunque sean muchos, todavía, siendo los españoles en algun número bastan para defenderse de aquellos, y si de otra provincia que esté léjos de aquella, como 20 ó 30 leguas, quisieren venir á ayudarlos, han de traer á cuestas la comida, cada uno lo que ha de comer, como no tengan bestias para proveerse de sí mismos y de otras de bastimentos, pues ésto que se trujese de tan léjos no puede durar cuatro, ó cinco, ó ocho dias, ni en la provincia donde vienen no lo han de haber; luégo, de necesidad, la hambre pura los ha de hacer volver, y así, por consiguiente, los españoles no pueden estar sino muy poco tiempo cercados comunmente, si son en algun número para, entre tanto, sin daño, de que cualquiera provincia se defender. Razon fué que se me admitió y concedió por personas notables, como dije, del Consejo de la guerra. Así que, por causa de que no les comiesen los bastimentos los de la provincia de Bayámo, no los quisieron rescibir los de la de Camagüéy, por lo cual, constreñidos los de Bayámo, acordaron de se volver á sus pueblos y casas y á su menester, aunque les pareció que se ponian en peligro de que los españoles podian vengarse dellos; donde se cumplió á la letra, el refran: «la hambre y el frio fuerzan al hombre meterse por casa de su enemigo.» Puesto que faltaba en aquellos, que venian á sus propias casas y no á las de sus enemigos.