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Historia

en unos valles cerca de la mar, y en esta provincia hobo y hay el brasil, pero no mucho, de donde pensó el Almirante que descubrió este orbe que salieran grandes riquezas, como abajo diremos. Tiene tambien otros árboles esta Isla, que llamaban caoban la o letra luenga, los indios; tienen muy buena madera para arcas ó mesas, algo colorada ó encarnada con algun olorcillo bueno, que parece que quiso ser cedro pero no lo es, porque en esta Isla no hay cedros, en la de Cuba sí muy excelentes. Otros árboles hay, como hayas, algo blancos, en lengua de indios no sé el nombre dellos. Hay otros árboles delgados, pequeños, en los montes de la costa del Sur hácia Santo Domingo especialmente, que los indios llamaban caymitos, la penúltima luenga, que tienen la madera para hacer arcos como de tejo, y de éstos creo que los hacian los indios; tienen la hoja muy señalada, porque de una parte la tienen muy verde como la del naranjo, aunque es chiquita, y de la otra parte como si toda fuese alheñada. Hay otros que llamaban los indios guacimas, la media sílaba breve, que propios son moreras en la hoja, puesto que la tienen áspera y gruesa, pero cuando comienza la nueva creo que sería para criar seda ó poco ménos; la fruta es de hechura de moras, pero es muy dura y negra, puesto que tiene algun zumo pero muy poquito, y es dulce como miel, por lo cual los puercos la comen y con ella engordan, y la van á buscar donde la huelen, como tras los hovos digimos en el precedente capítulo. Deste árbol sólo sacaban fuego los indios; tomaban dos palos dél muy secos, el uno tan gordo como dos dedos, y hacian en él con las uñas ó una piedra una mosquecita, y ponian este palo debajo de ambos piés, y el otro palo era más delgado como un dedo, la punta redondilla, puesta en la mosca, con ambas palmas de las manos traíanlo á manera de un taladro, y esto con mucha fuerza; con este andar de manos salia del palo de abajo molido polvo, de la misma manera delgado