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Historia

alegres, corderitos vivos, y de buena índole, que es señal é indicio ó significacion de bondad de las ánimas dellos natural, de buenos entendimientos, y que se perfeccionarian si fuesen ayudados, como parece, por muchos que crian y han criado los frailes. De aqueste indicio y significacion habla el Filósofo en el I de la Política, cap. 3.º, diciendo: Que desde el nacimiento de cada uno y de su niñez, luégo la naturaleza muestra en los cuerpos y gestos de los niños si tienen ánimas de libres ó de siervos, conviene á saber, si tienen buenos y capaces entendimientos: Statim ex generatione quædam distincta sunt, alia quidem ad imperandum, alia vero ad parendum, y pone ejemplo en el ánima que naturalmente es apta para mandar y señorear al cuerpo, y la razon á la sensualidad, y el hombre á las bestias, y el género masculino al femenino, y concluye así: eodem modo necesse est in cunctis hominibus esse, etc. Y si despues de hombres, algunos hallamos de grandes y feroces caras ó feos gestos, como en la provincia de Guatemala y en algunas otras partes de Tierra Firme, pero no en muchas, era la causa de la costumbre que tenian de con industria hacerse fieras las caras rompiéndose las orejas y hacellas muy grandes, lo mismo las narices y los bezos ó labios, poniéndose allí en los agujeros unas joyas labradas de oro ó de plata, por fin de parecer en las guerras á los enemigos espantables, ó tambien por arreo de gallardía. Cuanto á la costumbre de querer parecer fieros en las guerras, ordenaron á los principios hacerse las caras y cabezas, por industria de las parteras ó de las mismas madres cuando las criaturas son tiernas y chiquitas, empinadas y hacer las frentes anchas, de la manera que en el cap. 29 referimos decir Hipocras, y Galeno en el libro, arriba muchas veces nombrado, De Aere et aqua, de las gentes de Asia llamadas Onacrocephalas, que se hicieron al principio las cabezas luengas por mostrar ferocidad en las guerras, lo cual comenzó