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de las Indias.

CAPÍTULO CLXXXI.


No creo haber hecho poco en cumplir con la relacion que convenia (segun la órden y propósito que traemos) hacer de los sacrificios de los grandes reinos que comprendemos en lo que llamamos La Nueva España, que tienen todos juntos de ámbito más creo que de 800, y áun sin quizá de 1.000 leguas, comenzando de la provincia de Xalisco, y acabando en las de Honduras y Nicaragua. Lo cual concluido, pasémonos á la otra ala de la Tierra Firme, que es la del Sur, y corrella hemos comenzando de la punta de Paria, una vez al Levante y otra por el Poniente, como se corrió cuando de los dioses hicimos mencion, de lo cual, presto, placiendo á Dios, nos expediremos. En la provincia de Paria é isla de la Trinidad, que está con ella pegada, y de allí por la costa del Levante, ó por mejor decir hácia el Sur ó Mediodía, por la tierra del Brasil y hasta las provincias del Rio de la Plata, ya se dijo arriba no tener ídolos ó cuasi ninguna religion, ó poca, sino en algunas partes donde habia algunos hechiceros, ministros del diablo, que los inducian en algunos supersticiosos errores y agüeros y otros resabios de idolatría, por manera que sacrificios no tenian ningunos, porque como de todo el discurso que habemos traido, refiriendo los dioses, y templos, y sacerdotes, y sacrificios de las gentes antiguas y destas indianas, puede colegirse, segun el concepto y estimacion que los hombres de Dios alcanzaron así le tuvieron la devocion y le constituyeron los templos, y hobo el sacerdocio é inventaron y ordenaron los sacrificios, y, por consiguiente, fueron en ceremonias más ó ménos religiosos;