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Historia

Cuando el Rey enfermaba, luégo hacian consultar los sacerdotes ó hechiceros á sus oráculos, que no eran otra cosa sino los demonios con quien tenian hecho su pacto y concierto, y si se le respondia que era enfermedad por la cual habia de fenecer la vida, la mitad de todas sus joyas y riquezas de oro echaban en el rio cuasi por ofrenda y sacrificio al agua, que quizá veneraban, ó al dios en que, segun su opinen, creian. Ya se dijo arriba cómo por mucha parte de las tierras y provincias de que vamos diciendo adoraban á un solo Dios, que llamaban Chicuna, que quiere decir principio de todo, que moraba en el cielo, á quien ocurrian en todas sus angustias y necesidades y ofrecian sus sacrificios; así que, puede colegirse, que aquella mitad de las joyas y riquezas ofrecian al principio de todo, que tenian por Dios del cielo, para que los guiase por su camino. La otra mitad de sus riquezas, despues que espiraba, con él junto en la sepultura la ponian; hacian grandes llantos y lamentos cuando el cuerpo metian en la sepultura, que era, segun dicen, como un silo hueca, hecha encima de las puntas de los cerros. Heredaba el estado y señorío el hermano y no los hijos, y por ventura, cuando faltaba hermano, heredaban los sobrinos hijos de las hermanas, por la incertidumbre que habia de que fuesen los hijos propios hijos. Esta costumbre tenian las gentes moradoras de la provincia de Panamá, que agora es puerto del Perú en la mar del Sur. En otras provincias de la misma tierra que llevamos en la mano, hacian en los entierros de los señores lo dicho, y añadian enterrar ó echar con ellos en las sepulturas las mujeres y personas, sirvientes llamadas, vivas, para que le acompañasen por el camino y sirviesen, y no les faltase compañía en la otra vida; poníanles tambien mucha comida y vinos de lo que beber solian. Ponian una estaca de árbol sobre la punta del sepulcro para señal, que se hace gran árbol en breve dias. Tornados á casa, sus parientes y amigos se cortaban los