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He aquí un decreto, convocando al cuerpo médico para que propusiera los medios de combatir el mal:

Al Sr. Protomédico:

S. E. el Supremo Director ha decretado con esta fecha lo que copio.—Prevéngase al Protomédico que en el día celebre una junta de los mejores facultativos de medicina, y á que concurran D. Manuel Grajales, D. Agustín Nataniel Cox, y D. Francisco Cros, en la que se tratará de averiguar el origen de la introducción en el País de la erisipela negra gangrenosa y de los medios mas seguros que se pueden adaptar para evitar que se propague este mortífero contagio, dando cuenta sin perder momento de lo que dicha junta acordare en la materia.—Tengo el honor de transcribirlo á V. para su conocimiento y efectos consiguientes.— Junio 27 de 1822.[1]

Camilo Henriquez, en «El Mercurio de Chile», N.º 5, publica algunas observaciones referentes al decreto anterior; dá cuenta de que hubo necesidad de hacer una reunión con los magistrados para que se compenetrasen de la gravedad de la enfermedad, la cual clasifica de la manera siguiente: «La enfermedad es contagiosa. En su fondo es una fiebre pútrida, en que la erisipela es un síntoma, Predomina en ella la diátesis asténica, que será un sinoco, ó un tifus más ó menos terrible, según el grado de debilidad y las causas nocivas. Hasta ahora ha atacado á pocos. No es aún una epidemia y el pueblo no debe atemorizarse, pero tampoco descuidarse. Preguntaron una vez al célebre consejero Weikard acerca del medio más seguro para preservar al pueblo de una epidemia que se iba manifestando. El respondió: Cuidad de la limpieza pública y privada esto es, de las calles, casas é individuos; haced que los habitantes tengan buen pan, buena carne y buen vino y anden abrigados; y no hará progresos la epidemia

Este mismo autor, en el N.º 3 del citado periódico, dice que en el mes de Abril de 1822 se habían sepultado en la capital 303 cadáveres; entra, con este motivo, en otras consideraciones referentes á la salubridad de este país que, por sus condiciones físicas, se debía hallar en mejores condiciones higiénicas. Pide la organización del Censo Nacional para estudiar la demografía del país, y encarece á la autoridad suprema, que cree una institución de sanidad ó salud pública, cuyos miembros deben poseer las luces y conocimientos en el arte de curar, en la física y ciencias naturales, para poder así prevenir y atacar los males epidémicos, supervijilar al cuerpo médico

  1. Libro copiador de comunicaciones de las autoridades de la capital.—1822.— 25.—Ant. Arch. del M. del I.— Vol. 1093.— M. S. de la B. N.