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con testimonios previos de haber cumplido los requisitos de instrucción secundaria y superior, designados en las leyes. A la fecha del decreto de reorganización de dichos estudios, 28 de Febrero de 1833, se ordenó la inscripción de todos los dependientes de botica para que fuesen matriculados en los cursos respectivos.

Durante largo tiempo los cursos de farmacia y medicina siguieron con las alternativas y vaivenes de los primeros tiempos. La escacez de los textos de enseñanza y su carestía, y el que estos fuesen escritos en su gran mayoría en idiomas extranjeros, fueron rémoras de no escaso valor para aquellos tiempos.

La aglomeración de clases para los profesores, la irregularidad en las fechas de exámenes, la falta de elementos prácticos, las interrupciones en el pago de los profesores [1] tuvieron que influir en la demora, corrección y buena marcha de los estudios.

El ministro de instrucción don Manuel Montt, queriendo dar mayor estabilidad á los estudios médicos, dictó la siguiente resolución para que le diese cumplimiento el rector del Instituto:

«Santiago, 11 de Octubre de 1842.

Los estudios de las facultades de medicina y cirugía que se hacen en el Instituto Nacional, no han estado sujetos hasta ahora á un plan fijo, ni á una duración determinada, circunstancias que podrían retraer á muchos de contraerse á ellos, por ignorar el tiempo que han de prolongarse sus tareas. Deseoso el Gobierno de desterrar este inconveniente, y de facilitar, en cuanto sea posible, la dedicación á unas ciencias de tanta utilidad pública, ha determinado someter su enseñanza á un conveniente arreglo, y con este fin, ha dispuesto se encargue á los profesores de estos ramos, en el Instituto, la formación de un reglamento en que deberán determinarse:

1.º Los estudios preparatorios que han de exijirse para comenzar los de las facultades de medicina y cirugía.

2.º Los estudios profesionales.

3.º El orden en que deben hacerse estos últimos.

4.º La duración de cada curso.

El Gobierno desea que al señalar el orden en que estos hayan de sucederse, se consulte con esmero el método más pro-

  1. En una nota del rector Puente al Ministerio de Instrucción, de 2 de Diciembre de 1841, se excusa, por la queja del profesor Lafargue de que sus honorarios no se cancelaban desde algunos meses atras, con la razón severa de que no había fondos para hacerlo, pues la caja debía $ 4.800 fuera de tres meses de sueldo al rector y vice y un año á los profesores Blest, Sazie y don Andrés Antonio Gorbea.