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AVENTURA

bicos, pudiendo sin dificultad levanlar segun calculé, no solo mi persona y todos los efec- 6.

tos que pensaba llevar, sino que bien manejado y dirigido, podria levantar al propio tiempo ciento setenta y cinco libras de lastre. Cog las tres capas ó manos que le di de barniz, la batista sustituia sin muchą diferencia á la seda, siéndola casi igual en fuer- 6.

za y muy superior en baratura.

Arreglado ya todo, exigi á mi mujer jurara mantendria un secreto absoluto sobre mis acciones desde el dia de mi primera visita al librero, prometiéndola yo á mi vez en cambio, volver inmediatamente que las circunstancias me lo permitieran; despedime de ella y la entregué el poco dinero que me quedaba. A decir verdad no me inquietaba dejar sola á mi mujer, que era lo que comunmente se llama en el mundo una mujer escepcional y notable, harto capaz de munejarse sin au-