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LA APOLOGÍA

dejar la vida desde este instante mismo? Pues tú no sabes que hasta el presente no hay un solo hombre á quien le conceda que haya vivido mejor que yo? Mi conciencia me dice, y es mi más dulce satisfacción, que he vivido de una manera justa y religiosa, de tal modo, que, despues de mi propia aprobación, me encuentro con la de cuantos me tratan, que tienen formada igual opinión sobre mi conducta.

Pero ahora mi edad avanza: sé que han de sobrevenir las cosas propias de la vejez: ver mal, oir peor, ser cada día más tardío para aprender y de lo que tiene uno aprendido irse olvidando rápidamente. Y si yo advierto la pérdida de mis facultades, y si he de estar incómodo conmigo mismo, cómo podré decir entonces: vivo gustosamente? Acaso Dios me concede esto como un don especial: pues no solo voy á dejar la vida en el momento más favorable por mi edad, sino de la manera menos penosa; pues si hoy me condenan, me será permitido indudablemente escoger la especie de muerte que estimen más sencilla los que entienden de esto: muerte que dé lo menos que hacer á mis amigos, y que llene cumplidamente los deseos del que ha de sufrirla: pues así se va uno extinguiendo sin