ral como símbolo del alma), de aquel grupo de jóvenes encantadoras, en las cuales se quería despertar con voluntad enérgica el sentimiento puro del ideal[1].
Por otro lado, el concepto erróneo que se ha tenido de las obras poéticas creadas en aquellos centros de artistica cultura, ha contribuído á sostener la difamación de las bellas mujeres, que concurrían á las escuelas poéticas de Lésbos. Aquellas escuelas de música y de poesía pueden considerarse como una evolución ó desdoblamiento de la escuela órfica de Antissa: sus odas tiernas y melodiosas frecuentemente se dedicaban á Afrodita y al Amor: eran en verdad el asunto predilecto y casi único de los bellos cantos de las poetisas lesbianas. Este debió ser, por consiguiente, el carácter de la escuela célebre de Safo; pero incurriríamos en un grosero error, si considerásemos la escuela sáfica como una especie de deshonesta corte de amor, ó como una triste consecuencia de la repugnante depravación en las costumbres. Nada menos exacto: leamos la bella in vocación á Vénus ó á Afrodita en el poema latino del inmortal Lucrecio, y en
- ↑ Véase Müller, II, 105.