Página:La Condenada (cuentos).djvu/141

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
137
LA BARCA ABANDONADA.

—Chicos, eso no es nada. Sacad la vela nueva. Si sois listos no nos cogerán.

No hablaba á sordos, y como listos no había más que pedirnos. El pobre compañero se revolvía como una lagartija, tendido en la proa, tentándose la pierna rota, lanzando alaridos y pidiendo por todos los santos un trago de agua: ¡para contemplaciones estaba el tiempo! Nosotros fingíamos no oirle, atentos únicamente á nuestra faena, separando el cordaje y atando á la antena la vela de repuesto, que izamos á los diez minutos.

El patrón cambió el rumbo. Era inútil resistir en el mar á aquel enemigo que andaba con humo y escupía balas. ¡Á tierra, y que fuese lo que Dios quisiera!

Estábamos frente á Torresalinas. Todos éramos de aquí y contábamos con los amigos. El cañonero, viéndonos con rumbo á tierra, no disparó más. Nos tenía cogidos, y seguro de su triunfo ya no extremaba la marcha. La gente que estaba en esta playa no tardó en vernos, y la noticia circuló por todo el pueblo. ¡El Socarrao venía perseguido por un cañonero!