Página:La Condenada (cuentos).djvu/45

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Golpe doble




Al abrir la puerta de su barraca encontró Sènto un papel en el ojo de la cerradura...

Era un anónimo destilando amenazas. Le pedían cuarenta duros y debía dejarlos aquella noche en el horno que tenía frente á su barraca.

Toda la huerta estaba aterrada por aquellos bandidos. Si alguien se negaba á obedecer tales demandas, sus campos aparecían talados, las cosechas perdidas, y hasta podía despertar á media noche sin tiempo apenas para huir de la techumbre de paja que se venía abajo entre llamas y asfixiando con su humo nauseabundo.

Gafarró, que era el mozo mejor plantado de la huerta de Ruzafa, juró descubrirles, y se pasaba las noches emboscado en