Página:La Eneida - Dalmacio Velez Sarsfield y Juan de la Cruz Varela.pdf/142

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
141
LIBRO TERCERO

tierras y los mares de la izquierda: huye de la ribera derecha y de sus aguas. Dicen que estos lugares en otro tiempo se partieron en vastas ruinas por un fuerte sacudimiento. ¡Tantos cambios puede traer el largo curso de los años! Al principio ambas tierras no eran sino una sola, mas el mar, por el medio entrando con violencia, separo con sus aguas la costa Hesperia de la de Sicilia, y una estrecha corriente baña ahora los campos y ciudades que quedaron en las riberas. Scila ocupa la costa derecha, la izquierda tiene la implacable Caribdis, la cual tres veces cada día desde las profundas concavidades del Baratro, suerve las vastas olas en su vórtice, y otras tantas las arroja en los aires azotando los cielos con sus ondas. Una cueva guarda á Scila en sus cavernas tenebrosas.

Sacando afuera la boca, arrastra las naves sobre sus rocas. La parte superior de su cuerpo es de figura humana: virgen de hermoso pecho hasta la cintura; lo restante de un horrible pez con cola de delfin, pegada á un vientre de loba. Mas te conviene alargar el viaje y doblar por un largo jiro toda la costa del Paquino Siciliano, que ver una sola vez en su cueva á la horrible Scila y oir retumbar sus peñascos con los ladridos de sus perros marinos.

"En fin, si hay en Heleno alguna sabiduría, si merece alguna fé el sacerdote de los Dioses, y si Apolo llena mi alma de su verdad, te daré, hijo de una Diosa, un consejo sobre todos los otros, y una y otra vez sobre él te amonestaré repitiéndotelo. Invoca ante todo con súplicas à