Página:La Eneida - Dalmacio Velez Sarsfield y Juan de la Cruz Varela.pdf/50

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página no ha sido corregida
49
LIBRO PRIMERO

olvidan ni la virtud ni el crimen. Eneas cra nuestro Rey, mas que ningun otro justo y piadoso, y el mas grande en la guerra y en las armas. Si los Hados conservan á este héroe, si respira el celestial aliento, si aún no ha sido sepultado en la cruel noche de la muerte, no temais de haberlo prevenido por vuestros beneficios.

Nosotros tenemos en las rejiones de la Sicilia ciudades y campos amigos; y su Rey el ilustre Acestes, vástago de la sangre Troyana. Que se nos permita, pues, poner en vuestras riberas nuestras naves maltratadas por los vientos; tomar madera de los bosques para repararlas y renovar los remos. Si unidos á nuestro Rey y á nuestros compañeros, nos es permitido dirijirnos á Italia, á la Italia y al Lacio alegres vamos. Pero si toda esperanza nos es quitada, y si tú; oh padre, el mas excelente de Troyanos! has sido tragado por el mar de la Libia; si ya no nos queda la esperanza de Iulo, á lo menos volveremos al mar de Sicilia de donde hemos salido, y buscaremos al Rey Acestes y el asilo que nos tiene preparado". Asi dijo llioneo, y todos los Troyanos á una voz le aplaudieron.

Dido entonces, bajando el rostro, le responde al pronto: "¡Troyanos! arrojad el miedo de vuestros pechos, no tengais cuidados. Una dura necesidad, un Reino naciente, me obligan á tales medidas, á guardar con esmero y con las armas sus fronteras. Quién hay que ignore el origen de los Teucros, la ciudad de Troya, su poder,